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Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir en LinkedINEn el ecuador del invierno conviven los alimentos invernales con algunas novedades que se consolidarán en primavera. En febrero la huerta sigue dando muchos de los alimentos de invierno que encontrábamos en enero. Contamos con todas las raíces y verduras que tan bien nos van para elaborar cremas, caldos y potajes: acelgas, borrajas, apio, todo tipo de coles, calabaza, cardo, cebollas, chirivías, espinacas, grelos, puerros de invierno, remolachas, patatas viejas...
Sabemos que desde la época del Imperio Romano el brócoli ha sido considerado un alimento de valor único entre los italianos. Se introdujo por primera vez en los Estados Unidos por los inmigrantes del sur de Italia, pero no llegó a ser muy popular hasta la década de 1920.
Sus cualidades gastronómicas y los estudios que prueban sus beneficios para la salud lo han convertido en uno de los grandes emblemas de la alimentación sana moderna.
Las coles han conquistado el mundo, de Europa a las antípodas, pasando por China. Muchas culturas europeas se identifican con diferentes coles, seguramente porque durante milenios fue un alimento del que dependía la vida en los largos inviernos.
Aún hoy, los alemanes, que organizan festivales invernales donde se nombran reyes y reinas consagrados a esta hortaliza, no se entenderían a sí mismos sin el repollo. Estarían perdidos como los gallegos sin el caldo de berzas.
La endibia contiene importantes cantidades de fibra (previene el cáncer de colon) y potasio (importante para el buen funcionamiento del sistema cardiovascular).
Es fácil de cultivar, solo necesita calor, agua y una total oscuridad.
La humilde espinaca da mucho a cambio de poco. Esta verdura de fácil cultivo y que crece durante los meses más fríos supera a cualquier otra en la mayoría de minerales y vitaminas.
Llegaron a la península Ibérica de la mano de los árabes, que prestaron una especial atención a sus cualidades curativas y que la consideraron la reina de las verduras por su finura, usos y propiedades.
Hasta finales de la Edad Media no se introdujeron en Europa, que la incorporó a su producción agrícola a lo largo de los siglos XVI y XVII; poco más tarde se extendió por América.
El kiwi ha conquistado el planeta gracias a una combinación única de belleza, sabor y valor nutricional. Ha llegado desde las antípodas para quedarse como algo más que un testimonio exótico en postres o ensaladas.
El kiwi tiene su origen en los bosques de ribera del río Changjiang, al noreste de China. Allí se consumían variedades silvestres hace siglos, pero se cultivaban solo a pequeña escala porque no se consideraban productivas ni fáciles de recoger.
La lechuga es la protagonista del plato más ligero y sencillo del recetario: la ensalada. Tanto es así que cuando nos referimos a una ensalada, en realidad una mezcla de vegetales, el único ingrediente que se suele dar como seguro es este.
Los árabes en el siglo XI contaban con tratados que explicaban cómo plantar lechugas, e Isabel de Farnesio, casada con Felipe V, las usaba rellenas como guarnición en sus banquetes.
El limón goza de la fama de ser el “alimento medicina” por excelencia gracias a las numerosas propiedades saludables que se le atribuyen, desde combatir la hipertensión y los problemas cardiovasculares, hasta contrarrestar el estrés y la fatiga o fortalecer las defensas del organismo.
Los botánicos creen que el limón es originario del Sudeste de Asia, entre el Himalaya y China. En el siglo XIII llegó a Europa de la mano de los pueblos árabes. De hecho, la palabra “limón” procede del término árabe “laymún”.
La naranja dulce tiene su origen en Extremo Oriente, desde China a la península malaya, aunque hay quien lo sitúa concretamente en Vietnam. Se relaciona a las naranjas con los frutos dorados del Jardín de las Hespérides de la mitología griega.
En China está considerada un símbolo de buena fortuna y se suele consumir el segundo día de la fiesta de Año Nuevo, y en Vietnam se obsequia con ellas a los recién casados, como un símbolo de fecundidad.
La zanahoria es un alimento tónico y remineralizante. Tiene propiedades alcalinizantes que favorecen un buen equilibrio ácido-básico del organismo.
Su valor energético, muy bajo, procede de los hidratos de carbono (5,2%) ya que su contenido en proteínas y grasas es escaso. Es rica en fibra (3,4%), en minerales y oligoelementos (hierro, potasio, yodo, magnesio, níquel, azufre, cinc), ácido málico, inositol, fitosteroles y un aceite esencial que le confiere su aroma y sus efectos vermífugos contra los parásitos intestinales.
Su origen se sitúa en Asia Central y era bien conocido en el antiguo Egipto, así como entre griegos y romanos. En el interior de algunas pirámides se han encontrado dibujos y jeroglíficos que indican que su uso era habitual en la tierra de los faraones.
Cuenta la historia que el filósofo griego Aristóteles y también el emperador romano Nerón hacían buen uso de este alimento para fortalecer la voz y evitar así los problemas de garganta.
Tiene su origen en el continente asiático, y se ha cultivado siempre en los países islámicos, atribuyéndosele propiedades higiénicas y curativas.
La acelga es un alimento muy útil para lograr una dieta equilibrada ya que ofrece, además de vitaminas y minerales, pocas calorías, pocas grasas y mucha fibra.
Su origen se sitúa en Centroamérica, en las zonas de México, Guatemala y las Antillas. El nombre deriva del azteca ahuacatl, que significa "testículo", seguramente debido a su forma, y de ahí su fama como afrodisiaco.
Los españoles la denominaron "pera de las Indias". Tiene, en efecto, forma de pera, piel dura y oscura, y alberga en su interior una única semilla redonda y de gran tamaño. La pulpa es cremosa, de color verde o amarillo pálido, con un sabor que recuerda a la avellana.
El apio pertenece a una extensa y notable familia vegetal, caracterizada por un marcado sabor especiado, intenso, aromático y exótico: las umbelíferas o apiáceas, con plantas tan populares como la zanahoria, la chirivía, el hinojo, el perejil, el eneldo o el comino, y otras tan poderosas como la cicuta.
Esta hortaliza ligera y suave que suele acompañar ensaladas y sopas invernales, se considera más un alimento regulador de la dieta y equilibrante que nutritivo.
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