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Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir en LinkedINLas rosquillas tontas y listas, junto con las francesas y las de Santa Clara son de los más famosos productos gastronómicos tradicionales madrileños, que se acostumbra a consumir en el periodo que oscila entre el primero de mayo y el final de las fiestas de San Isidro.
Todas se componen de la misma base, diferenciándose unas de otras simplemente en su acabado final. Las rosquillas tontas no llevan ningún acabado, no van bañadas, de ahí su nombre. Las listas van bañadas con un azúcar fondant del color que se les quiera dar. Las de Santa Clara están recubiertas con un merengue seco, originalmente blanco. Finalmente, las francesas se acaban con un rebozando de granillo de almendra.
500 g de harina
5 huevos M
50 g de aceite de oliva suave (también puede ser de girasol)
200 g de azúcar blanca
25 g de anís o aguardiente
2 cucharaditas de anís en grano
1 pizca de sal
1 sobre de levadura (16 g)
1 huevo para pintar las rosquillas
Ingredientes para hacer el glaseado de las rosquillas listas
400 g de azucar glas muy fina (también llamada azúcar seda o icing sugar)
30 g de clara de huevo pasteurizada (equivalente a 1 clara)
zumo de 1/2 limón grande
colorante amarillo (opcional)
Cómo hacer rosquillas tontas
Batimos los 5 huevos con el azúcar blanca hasta que la mezcla sea homogénea. No es necesario que los espumemos como si se estuviera haciendo un bizcocho, así que se puede hacer a mano.
A continuación se incorpora el licor de anís y el aceite de oliva. Mezclar otro poco hasta que se integren con el resto de ingredientes.
Tamizar los ingredientes secos, es decir, la harina y la levadura. Añádírlos poco a poco mientras que vamos mezclando suavemente la masa. Así evitaremos que se formen grumos. En este paso también incorporaremos la sal y los granos de anís.
Mezclamos todos los ingredientes hasta obtener una masa densa que se pega ligeramente a los dedos.
Dejar reposar la masa durante 1 hora en la nevera. Tapárla con papel film para que la superficie no se reseque. Terminado el tiempo de reposo la masa deberá tener una consistencia lo suficientemente firme para poder formar las rosquillas de San Isidro con las manos.
Ahora, con las manos untadas en un poco de aceite, coger porciones de masa y dárles forma de bolita.
Después, con ayuda de los dedos, les hacemos un agujerito en el centro y les damos la forma típica de rosquilla.
Depositar las rosquillas ya formadas en una bandeja de horno que habremos engrasado previamente con mantequilla o aceite.
Pintar la superficie de las rosquillas con huevo batido.
Hornear las rosquillas con el horno precalentado a 210 ºC durante unos 15 minutos o hasta que se vea que están ligeramente doradas.
El tiempo exacto dependerá del tamaño de las rosquillas y de la potencia del horno, por lo que recomendamos que se esté atento al proceso; un exceso de horneado provocará que las rosquillas queden duras.
Finalmente dejamos enfriar las rosquillas sobre una rejilla. ¡Y ya las tenemos listas para degustarlas!
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