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Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir en LinkedINLas rosquillas son una receta muy antigua, ya se en la Grecia clásica y luego en Roma. Los cocineros freían tiras de masa de trigo y las cubrían con miel o con salsas saladas. Fue a partir del año 400, ya en la Edad Media cuando los árabes comenzaron a freír pequeñas porciones de masa sin endulzar que luego pasaban por un almíbar dulce a base de miel o azúcar, (los árabes usaban el azúcar como una especie para perfumar platos al igual que usaban la pimienta para recetas saladas.
Los ingredientes de las rosquillas actuales fueron añadiendo poco a poco, al principio no se elaboraban con huevo, pero al añadir este ingrediente la receta ganaba en sabor y firmeza. Sin embargo existía un problema que el interior de los buñuelos quedaba a menudo crudo o poco hecho. Al crear un agujero en el centro, se elimina este problema y las rosquillas al freírse quedaban perfectas.
(8 personas)
6 huevos medianos
800 gr. de harina
32 gr. de levadura en polvo o polvos de hornear
200 gr. de azúcar
100 ml. de leche
60 ml. de anís dulce
100 gr. de mantequilla
Ralladura de naranja y de limón
En un bol amplio batimos los huevos, añadimos el azúcar poco a poco mientras seguimos batiendo, a continuación la leche, la mantequilla derretida y el anís, finalmente la ralladura de los cítricos.
Teniendo ya la harina preparada en la que habremos mezclado la levadura, la vamos añadiendo poco a poco mientras removemos.
Ponemos aceite abundante a calentar y mientras lo hace, vamos formando bolas de masa, las untamos de harina para que no se nos peguen en las manos y las reservamos, cuando el aceite está caliente, tiene que freír pero despacio, si va muy rápido se quemarán por fuera y quedarán crudas por dentro.
Las bolas que hemos reservado las cogemos y vamos formando las rosquillas haciendo un agujero en el centro, no hace falta que tengan una forma ni tamaño determinado, según vamos haciendo las rosquillas las vamos friendo en el aceite hasta acabar.
En cuanto veamos que ya no se nos queda en las manos pegada podemos decir que está lista, hay que tener en cuenta que luego la impregnamos un poco en harina a la hora de formar las rosquillas por lo que hay que dejarla un poco corta de harina.
Según se van friendo se ponen en una fuente con papel para que absorba parte de la grasa de la fritura, a continuación las untamos bien en azúcar y las vamos colocando en el recipiente en el que las vayamos a guardar cubiertas con un paño.
Se nota que están hechas porque pesan poco al cogerlas con la pinza, si la rosquilla no pierde peso, aunque por fuera esté doradita por dentro estará cruda.
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